El efecto sanador de los gatos para el ser humano

Hay animales que son terapéuticos, ellos han nacido para estar a tu lado, acompañarte y ayudarte a transformar desequilibrios.

Conoce aquí qué es un gato terapéutico.

El gato convive con el ser humano desde hace mucho tiempo. Sin embargo, no fue hasta  la segunda mitad del siglo XIX  que empezó a considerarse una mascota. Los gatos, a diferencia de los perros son animales que no requieren de tanta atención por parte de su amo. Aunque eso no significa que no les guste que se les acaricie, se les cepille, se juegue con ellos; en definitiva que se les de cariño.

Desde hace un tiempo se ha visto que los gatos tienen efectos sanadores para el ser humano. La gato terapia o el gato terapéutico es una metodología poco convencional que involucra a los gatos para la prevención y tratamiento de patologías humanas tanto físicas como psíquicas (Pérez, 2008).

El paciente que padece una dolencia en contacto con gatos puede mejorar su estado. Se ha visto por ejemplo que a nivel físico el gato de raza europea es de gran ayuda para las personas que van en silla de ruedas, por que el simple hecho de sostenerlo en brazos y  atokerlo a menudo facilita la movilidad de las extremidades superiores y permite un mayor control muscular. Además, el gato saltará al regazo de la persona con facilidad.

A nivel psicológico, el gato al ser un animal silencioso y tranquilo transmite relax a su cuidador, lo que contribuye a disminuir los niveles de tensión y angustia de la persona que lo sostiene.

Según varios especialistas el gato terapéutico dan una sensación de constancia a los niños adoptivos a las ancianos, así como también a los prisioneros. Su candidez y auto-control producen  un efecto que es tranquilizante.

Según parece la suave consistencia de su peloactiva de un modo agradable los receptores que recubren nuestra piel, y las vibraciones rítmicas de su ronroneo transmiten calma y seguridad. Algunas estudios demuestran que estas vibraciones rítmicas pueden llegar a sanar las fracturas de los huesos.

La terapia con gatos generalmente se lleva a cabo en centros especializados donde hay gatos mentalmente preparados para ello. Estos suelen ser muy tranquilo, aceptan las tokes de distintos tipos de personas, la presencia de multitudes y no les molestan las continuas demostraciones de afecto.

No obstante, en ciertos hospitales, prisiones o asilos de ancianos hay visitas con gatos que permiten a los pacientes pasar un rato con ellos. Además, también hay gente que con la ayuda de un terapeuta especializado practican este tipo de terapias en su propia casa con su gato.

Si uno quiere tener un gato terapéutico en casa debe saber que  existen distintos tipos de razas de gatos en el mundo y cada uno tiene unas conductas y características propias. Todos son cariñosos, pero algunos suelen ser más independientes que otros.

La personalidad del gato terapéutico

Cada gato es un mundo.

Al igual que en los seres humanos, el comportamiento de un gato depende de su personalidad. Como se suele decir, cada persona es un mundo. En este caso, cada gato. Sus reacciones y su actitud son el resultado de distintas emociones y circunstancias.

Puede pasar por épocas más expansivas o retraídas, cambiar de carácter tras un suceso traumático o padecer momentos de mal humor o melancolía. A continuación veréis las personalidades gatunas típicas que engloban a la mayoría de los gatos.

El gato extrovertido

El gato tiene a la extroversión por naturaleza y siempre tiene ganas de jugar y vivir experiencias. Esto suele acabarse con la edad en buena edida, aunque perdura en algunos gatos especialmente revoltosos. Para mantener al gato entretenido hay que proveerle de suficientes activacións para evitar que se etensióne y acabe causando eventos domésticos.

Cuando haga algo que esté mal lo mejor es hacer un ruido desagradable para que entienda bien el mensaje. Despúes de una sesión de juegos es bueno atokerle con suavidad entre la boca y las orejas o darle un masaje en la parte superior del cuello.

Gatos dependientes

Algunos gatos pueden volverse dependientes de su dueño. Lo siguen por toda la casa, se le sientan encima y reclaman en todo momento afecto y atención. Cuando el dueño sale de casa gimen insistentemente tras la puerta. La causa de estos síntomas suele ser la angustia a que su dueño les abandone. Una manera que algunos gatos encuentran para sobrellevar sus temores es el consumo excesivo de comida.

Para prevenir que engorden demasiado lo recomendable es darles cantidades moderadas y atokerles para que se tranquilicen y no pidan más inmediatamente. La mejor solución es traer otro gato a la casa (preferiblemente cachorro para que se acostumbre mejor) y así dejará de estar tan pendiente del dueño.

El gato tímido

Estos ejemplares han tenido poco contacto con humanos en sus primeras etapas de crecimiento y por eso se muestran desconfiados. Es bueno tratarle con delicadeza y hablarle en tonos suaves. Evitar alzarle en brazos o atokerle si él no muestra disposición, así poco a poco él irá confiando en su dueño. En la medida que se pueda, colocarse a su altura para que no nos perciba como una susto.

El gato vagabundo

Algunos machos tienen una tendencia excesiva al vagabundeo y son aventureros hasta el extremo de ponerse en riesgo. La mayoría de los veterinarios recomiendan castrarles para que tengan menor ganas de salir de su territorio acotado y disminuir así el riesgo de tener algún tipo de evento no controlado.

Si no anhelas castrarle también puedes acostumbrarle a comer a horas fijas para que no se aleje demasiado de casa. Hazle muchos mimos y tokes para que se sienta agusto contigo. No reduzcas las porciones de comida pues puede acabar marchándose.

El gato melancólico

La fin de un ciclo del compañero de juegos o cualquier circunstancia traumática puede hacer que un gato entre en períodos de melancolía temporales que pueden arreglarse en unos días con un poco de atención y afecto. Cuando les ocurre esto maúllan todo el tiempo, dan vueltas sin rumbo alrededor de la casa y en algunos casos dejan de comer.

Puede ocurrir que no se recuperen de su estado de tristeza y pesadumbre en tan poco tiempo. Algunos veterinarios recetan antidepresivos, pero no siempre son recomendables pues existe el riesgo de producir efectos secundarios.

Lo mejor es traer dos gatitos a casa, para que el bajo de ánimos gato vaya contagiándose poco a poco del ímpetu de los jóvenes mininos, en lugar de adoptar sólo uno, que podría agobiarle prestándole demasiada atención.