Cuando se invita a los ángeles a un espacio, su espíritu angelical eleva las vibraciones en una habitación y al mismo tiempo eleva su energía. Estos ángeles nos brindan orientación y nos dirigen en nuestro viaje de toda la vida para alcanzar nuestro máximo potencial.
También apoyan nuestra naturaleza ambiciosa y nos protegen de ser disuadidos de convertir nuestros sueños en realidad. Lo más importante, cuando los ángeles nos rodean, estamos constantemente en presencia de amor incondicional y compañía duradera, lo que disminuye los sentimientos de soledad y descontento.
Con sus cristales curativos para conectarse con los ángeles, sus ángeles siempre estarán esperando pacientemente a su lado hasta que ese día salga a la luz.
En general, cuando estés dispuesto a invitar a un ángel a tu vida y te sientas obligado a aceptar su presencia, serás superado por su radiante positividad.
Los cristales pueden ser usados colocándolos en nuestro entorno o directamente sobre el cuerpo en su forma natural o pulidos en joyas. También en elixires y en esencias. Algunos pueden ser utilizados en la noche, ubicándolos debajo de la almohada.
Después de adquirir un cristal debe limpiarse para retirar cualquier vibración que haya quedado impresa de otras personas o inclusive del sitio donde permanecía antes. El método más recomendado consiste en ponerlo debajo del chorro de agua (tibia) y luego dejarlo por lo menos 24 horas en sal marina.
Este procedimiento se debe repetir por lo menos cada semana si es un cristal de uso personal y cada mes en el caso de los cristales colocados para armonizar los ambientes.
Además, es conveniente no permitir que otra persona toque nuestro cristal de uso personal. También se deben recargar sus fuerzas por lo que es conveniente exponerlos a la luz del sol o de la luna, dependiendo de sus características.
A continuación una breve guía de las propiedades de algunos de los cristales más usados y conocidos en nuestro medio. Incluyo además los nombres de los arcángeles que se les relacionan:
AMATISTA:
Color violeta. Ideal para meditar. Posee una vibración protectora a nivel del aura, transmutando lo negativo. Es un cristal de superación, renovación, paz interior. Brinda serenidad y confianza. Acelera el desarrollo de las habilidades psíquicas.
Arcángeles: Miguel, Jeremiel y Zadquiel.
AVENTURINA VERDE:
Proporciona calma, serenidad y armonía. En curación alivia dolencias relacionadas con el sistema nervioso. Disminuye la angustia, la tristeza, la preocupación y el nerviosismo. Desarrolla el crecimiento espiritual y la gratitud por lo que ya se tiene.
Arcángeles: Rafael, Jofiel y Raguel.
CITRINO:
Color amarillo dorado. Posee vibración dinamizadora tanto física como psicológica. Proyecta acción y movimiento. Activa la confianza y la prosperidad. Expande el optimismo y la capacidad de celebrar la vida. Ayuda a mantener ideas y pensamientos con claridad y lucidez.
Arcángeles: Ariel, Gabriel y Uriel.
CUARZO CRISTAL DE ROCA:
Color transparente. Es por excelencia el mineral usado para curación. Limpia y mueve energías negativas. Expande y fortalece el aura. Libera emociones y trae calma. Incrementa la claridad en los pensamientos y aporta agilidad en la percepción. Ayuda a revelar la verdad.
Arcángeles: Ariel, Gabriel, Haniel, Miguel, Rafael, Raziel y Sandalfón.
CUARZO ROSADO:
Se le conoce popularmente como “La Piedra del Amor, Amistad y Armonía”. Sana suavemente las llagas del corazón causadas por decepciones en el amor. Posee cualidades de sedación y relajación, liberando tensiones tanto físicas como mentales.
Arcángeles: Chamuel, Rafael y Ariel.
OJO DE TIGRE:
Color amarillo dorado hasta marrón oscuro. Protege de envidias, celos y energías negativas. Aporta objetividad, humildad y autoestima a la vez. Adecuada para personas tímidas, inseguras y débiles. Es dinamizadora y activante. Ayuda a realizar las metas materiales y profesionales. Alivia dolencias relacionadas con el sistema digestivo.
Arcángeles: Miguel y Uriel.
SODALITA:
Color azul con manchas blancas. Fortalece el intelecto, estabiliza las emociones, clarifica la percepción y expande la conciencia durante la meditación. Mejora el contacto y la comunicación con otros. Limpia el sistema linfático y fortalece el sistema inmunológico. Proporciona calma, paz y regocijo.
Arcángeles: Gabriel, Jeremiel, Rafael y Zadquiel.