Tanto aquellos a quienes amamos, como aquellos por quienes sentimos rechazo, es el espejo de nosotros mismos.
Vamos aprendiendo a descubrir quiénes somos a través de los ojos de los demás, y cada persona que conocemos durante el transcurso de nuestras vidas nos puede aportar algo diferente.
¿Permaneces abierto a la posibilidad de que cualquier persona puede aportarte algo importante en tu vida? Dependiendo de nuestra apertura, esto será más o menos cierto, lo importante es reconocer que cada persona tiene este potencial en nuestras vidas, al igual que nosotros en la vida de los demás. Estar atentos a esta posibilidad y aprovecharla ya depende de cada cual.
¿Hacia quiénes nos sentimos atraídos?
Hacia las personas que tienen características similares a las nuestras, pero eso no es todo. Queremos estar en su compañía porque inconsientemente sentimos que al hacerlo, nosotros podemos manifestar más de esas características.
Del mismo modo, sentimos rechazo hacia las personas que nos reflejan las características que negamos en nosotros.
Si sientes una fuerte reacción negativa hacia alguien, puedes estar seguro de que tú y esa persona tienen características en común, características que no estás dispuesto a aceptar.
Si las aceptaras, no te molestarían.
Cuando reconocemos que podemos vernos en el otro, cada relación se convierte en una herramienta para evolución de nuestra conciencia.
Gracias a esta evolución experimentamos estados extendidos de conciencia.
La próxima vez que te sientas atraído por alguien, pregúntate qué te atrajo. ¿Su belleza, gracia, elegancia, autoridad, poder o inteligencia?
Cualquier cosa que haya sido, sé consciente de que esa característica también florece en ti.
Si prestas atención a esos sentimientos podrás iniciar el proceso de convertirte en ti más plenamente.
Lo mismo se aplica hacia quien sientes rechazo.
Al adoptar más plenamente tu verdadero yo, debes comprender y aceptar tus características menos atractivas.
La naturaleza esencial del Universo es la coexistencia de valores opuestos.
No puedes ser valeroso si no tienes a un cobarde en tu interior; no puedes ser generoso si no tienes a un tacaño; no puedes ser virtuoso si no tienes la capacidad para actuar con maldad.
Gastamos gran parte de nuestras vidas negando este lado oscuro y terminamos proyectando esas características ossanas en el otro.
¿Has conocido personas que atraigan sistemáticamente a su vida a los sujetos equivocados? Normalmente, aquéllas no comprenden por qué les sucede esto una y otra vez, año tras año.
No es que atraigan esa oscuridad; es que no están dispuestas a aprobarlas en sus propias vidas. Un encuentro con una persona que no te agrada es una oportunidad para aceptar la paradoja de la
coexistencia de los opuestos; de descubrir una nueva faceta de ti.
Es otro paso a favor del desarrollo de tu ser espiritual.
Las personas más esclarecidas del mundo aceptan todo su potencial de luz y oscuridad.
Cuando estás con alguien que reconoce y aprueba sus rasgos negativos, nunca te sientes juzgado. Esto sólo ocurre cuando las personas ven el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, como características externas.
Cuando estamos dispuestos a aceptar los lados luminoso y oscuro de nuestro ser, podemos empezar a sanarnos y a sanar nuestras relaciones.
Todos somos multidimensionales, omnidimensionales. Todo lo que existe en algún lugar del mundo también existe en nosotros.
Cuando aceptamos esos distintos aspectos de nuestro ser, reconocemos nuestra conexión con la conciencia universal y expandimos nuestra conciencia personal.
Una vez que puedas verte en el otro, será mucho más fácil establecer contacto con el y, a través de esa conexión, descubrir la conciencia de la Unidad.
“Éste es el poder del espejo de las relaciones”.
Deepak Chopra
Espejo directo o inverso
La teoría del espejo puede actuar de un modo directo o inverso. Pongamos un ejemplo. Imagina que no soportas el egoísmo de tu pareja o amigo. De un modo directo, puede que estés proyectando esa parte de ti que es egoísta y que rechazas. Si actuase de modo inverso, esta persona te podría estar reflejando lo poco que haces valer tus intereses. Quizá siempre estés pendiente de los demás y antepones a otras personas a ti. De una forma o de otra, te está aportando una información muy valiosa para nuestro conocimiento y evolución.
Lo que no me gusta de ti, lo corrijo en mí.
Puede que pienses que tu jefe es demasiado exigente contigo. Quizá tú también eres muy exigente y perfeccionista contigo mismo y tu jefe no es más que un reflejo de esa exigencia que te autoimpones. En cambio, es posible que seas demasiado tolerante y necesites un poco de rigor en tu vida. Y sabemos que en el equilibrio se encuentra la virtud.
Heridas emocionales
Con un parche no curamos. Cuando nos hacemos una llaga primero expresamos nuestro molestia, y cuando estamos en calma procedemos a limpiar la llaga y a sanarla con las herramientas adecuadas. No la tapamos y nos olvidamos, porque sabemos que así no se sanará. Y además, estamos un tiempo controlando la llaga hasta que finalmente se cura. Lo mismo ocurre con otro tipo de llagas.
Todos tenemos llagas emocionales. Las llagas emocionales son todas esas emociones, sentimientos, pensamientos y modos de actuar que nacieron en uno o en varios momentos molestiaosos de nuestra vida y que no hemos llegado a superar y aceptar. Nos hemos convertido prisioneros de esas emociones manteniéndonos en una cárcel ficticia. Nuestro bienestar pasa por transformar esas emociones y esos modos de pensar en sabiduría y experiencia, de modo que nos sirvan como impulso para superarnos.
Las llagas como reflejo
Cuando nos olvidamos de nuestras llagas, estas acaban formando parte de nuestro inconsciente e influyendo en nuestros pensamientos, estados de ánimo y comportamiento. En nuestro interior empiezan a habitar carencias afectivas que se originaron en nuestra tierna infancia, pero que despiertan y/o se refuerzan cuando no sanamos.
Así, en muchas ocasiones encontramos en nuestra pareja carencias muy similares a las nuestras. Y eso es precisamente lo que provoca la unión. Por ejemplo, dos personas que sufrieron mucho por amor se encuentran y descubren que el amor no es sufrimiento. A esta pareja les ha unido la misma llaga. Ambos se hacen de reflejo. Pero hay que ir con cuidado, porque las llagas que unen también pueden separar.
Si cada miembro de la pareja no cura sus llagas, estas tarde o temprano empezarán a deteriorar la relación. Inseguridades, miedos, celos, posesión… Es como si la vida procurase enviarte reflejos que te marcaran el camino por el que avanzar para crecer. Si no los analizas y haces caso a la información que te dan, no evolucionarás -o lo harás más lento- y tus relaciones serán más frágiles. Por ello, los vínculos que mantenemos con los demás, teniendo en cuenta la teoría del espejo, pueden aportarnos una información muy valiosa sobre nosotros y el estado de esas llagas que todavía no hemos integrado en nuestra historia.