Que las bendiciones de San Patricio te contemplen y encarguen de buscar oportunidades de trabajo, promoción y prosperidad para todos.
Que el camino salga a tu encuentro.
Que el viento este siempre detras de ti.
Y la lluvia caiga suave sobre tus campos.
Y hasta que nos volvamos a encontrar;
que Dios te sostenga en el puño de su mano.
Que vivas por el tiempo que tu Quieras.
Y que nunca quieras vivir tanto como vives.
Recuerda siempre de olvidar las cosas
que te entristecen.
Pero nunca te olvides de recordar
Las cosas que te alegraron.
Recuerda siempre de olvidar
A los amigos que resultaron falsos
Pero nunca olvides de recordar
A aquellos que permanecieron a tu lado
Recuerda siempre de olvidar
Los problemas que ya pasaron
Pero nunca olvides de recordar
Las bendiciones de cada dia.
Que el dia mas triste de tu futuro
No sea peor que el dia mas feliz del pasado
Que nunca se te venga el techo encima
Y que los amigos bajo de el nunca se vayan
La Bendición es un modo en el que lo divino puede dar cien pasos hacia nosotros.
La Bendición afecta al cerebro de tal manera, que nosotros podemos ser tocados por la gracia.
Nos pone en contacto con la bendición, con la fuente de todo lo que hemos anhelado por siempre.
La Bendición es un regalo.
La bendición tiene dirección e inteligencia divina, es la fuerza de lo divino, despertando a la humanidad a todo su potencial.
Bendecir significa anhelar y querer incondicionalmente el bien ilimitado.
Al despertar, bendice tu día, porque estás ya desbordando de una abundancia de bienes que tus bendiciones harán aparecer.
Porque la bendición es la gran multiplicadora, cuando tu bendices a alguien, estas sembrando de eso mismo que estas decretando y volverá a ti multiplicado al ciento por uno.
Porque bendecir significa reconocer el bien infinito que forma parte integrante de la trama misma del universo.
Ese bien lo único que espera es una señal tuya para poder manifestarse.
Al cruzar con la gente por la calle, en su lugar de trabajo, bendigan a todos.
La paz de tu bendición será la compañera de tu camino, y el aura de tu discreto perfume será una luz en tu itinerario.
Bendice a los que los que te encuentres, derrama la bendición sobre su salud, su trabajo, su alegría, su relación con Dios, con ellos mismos y con los demás.
Bendícele en sus bienes y en sus recursos. Bendícelo de todas las formas imaginables, porque esas bendiciones no sólo esparcen las semillas de la curación, sino que algún día brotarán como otras tantas flores de gozo en los espacios áridos de tu propia vida.
Cuando alguien te muestre la menor agresividad, cólera o falta de bondad, responde con una bendición silenciosa.
Bendice totalmente, sinceramente y con alegria, porque esas bendiciones son un escudo que te protege de la ignorancia de sus maldades, y cambia de rumbo la flecha que les han disparado.
Bendecir significa anhelar y querer incondicionalmente, totalmente y sin reserva alguna el bien ilimitado, para los demás y para los acontecimientos de la vida, haciéndolo aflorar de las fuentes más profundas y más íntimas de tu ser.
Esto significa venerar y considerar con total admiración lo que es siempre un don del Creador, sean cuales fueren las apariencias.
Quien sea afectado por tu bendición es un ser privilegiado, consagrado, entero.
Bendecir significa invocar la protección divina sobre alguien o sobre algo, pensar en él con profundo reconocimiento, evocarle con gratitud. Significa además llamar a la felicidad para que venga sobre él, dado que nosotros no somos nunca la fuente de la bendición, sino simplemente los testigos gozosos de la abundancia de la vida.
Bendecirlo todo, bendecir a todos, sin discriminación alguna, es la forma suprema del don, porque aquellos a los que bendicen nunca sabrán de dónde vino aquel rayo de sol que rasgó de pronto las nubes de su cielo, y ustedes raras veces serán testigos de esa luz que ha iluminado su vida.
Cuando en tu día surja algún suceso inesperado que los desconcierte y eche por tierra sus planes, exploten en bendiciones, porque entonces la vida está a punto de enseñarles una lección, aunque su copa pueda parecerles amarga.
Porque ese acontecimiento que creen tan inanhelable, de hecho lo han suscitado ustedes mismos para aprender la lección que se les escaparía si vacilaran a la hora de bendecirlo.
Las pruebas son otras tantas bendiciones ocultas. Y legiones de ángeles siguen sus huellas.